Hace más de un año, María Alejandra y Mario construyen su casa con materiales naturales y reutilizables. El proyecto que resultaba la promesa de un nuevo estilo de vida, ya está prácticamente instalado, con huerta orgánica y baño seco incluido. "Es volver a la esencia, porque la tierra es la esencia", dice ella.

El aire es diferente en el interior de la construcción, fresco y amable, acogedor. Todavía falta añadir algunas aberturas, terminar parte del revoque y también del piso, pero la casa ecológica ya tiene las características proyectadas por sus dueños. Es una realidad y cumple con las expectativas que se dispararon en María Alejandra Martínez y Mario Bozzi cuando conocieron la Ecovilla Gaia, en Navarro, provincia de Buenos Aires. En aquella oportunidad, ellos pudieron constatar la frescura de las viviendas, la ausencia de humedad y las facilidades de una construcción natural y más económica. Así surgió la idea, aunque la decisión es aún más comprometida y profunda. No sólo tiene que ver con cambiar materiales por otros, sino con la elección de un estilo de vida asociado definitivamente a la naturaleza.
CON HISTORIA. Hace más de un año la pareja trabaja en la construcción de la casa, ubicada a un costado del predio del INTA, sobre el tramo final de Oro Verde. Lo primero fue realizar los cimientos —esto sí con materiales tradicionales— y un zócalo de 40 centímetros de alto. Sobre esa edificación, se levantó un entramado de madera que posteriormente se fue rellenando con ladrillos de adobe. "El revoque grueso se hizo con una mezcla de tierra con bosta que se deja fermentar en agua unos días y después se mezcla con arena y pasto", explica Mario y especifica que el revoque fino, la cobertura final de la pared, "se hace con la misma mezcla, pero sin pasto y se le agrega un poco de aceite de lino".
El resguardo superior de la casa tiene, también, sus particularidades, especialmente por el pasto que allí crece. "Es un techo vivo, que lleva madera, un naylon encima y arriba tierra, 20 centímetros de tierra, con pastito y todo; el techo es como un jardín", define María Alejandra y Mario explica que requiere, exactamente, los mismos cuidados que un jardín. "Ya subimos a cortarlo dos o tres veces con una moto guadaña". "Las ventajas son, primero, que la aislación térmica es impresionante. Estos techos los hemos visto en Santiago del Estero y en Jujuy, por ejemplo. Y además, es mucho más barato ese techo que uno de hormigón o de chapa, incluso que el de paja que sale tan caro como el de zinc y que hay que cambiarlo cada 10 años", explican.
NATURAL. La casa utilizará energía solar y el baño seco ya está instalado y en funcionamiento: la materia fecal va a parar a un depósito con lombrices y se reconvierte en compus, en tanto que la orina llega a un recipiente a través de una manguera, donde es diluida en agua y reutilizada como fertilizante. En el fondo del espacioso terreno está la huerta: de momento hay plantado rúcula, habas, pimientos y más allá se emplaza una "abonera" donde van a parar todos los residuos orgánicos que se producen en la vivienda. "Acá lo que sacamos de basura es muy poquito, porque todo lo orgánico está acá y se termina utilizando como abono", señala Mario y destapa un rectángulo de dos por dos metros, cubierto por un nylon, donde se mezclan los residuos orgánicos, sin soltar al aire fresco de la tarde olor alguno.
TRABAJO. La visita de EL DIARIO se da de improviso para la pareja: María Alejandra trabaja sobre la tierra con una pala y Mario está dedicado a su labor en el interior de la vivienda. El día es espléndido, es más, en la casa de los vecinos un humo prometedor se eleva sobre la parrilla y cualquiera podría pensar que no hay nada mejor para hacer que eso: un asado, un regio asado. Son poco más de la una y ellos sin embargo siguen enfrascados en la tarea de avanzar en el proyecto de la casa propia y natural. "Tenemos que terminar los revoques, hacer los pisos, tapar algunos huecos, ahí va un vidrio completo, que estamos esperando que nos hagan el marco", señala Mario y no sin algo de ansiedad calcula que "en marzo se cumplió un año desde que empezamos, esperamos terminarla este año. Si no llueve mucho, yo creo que llegamos bien", dice y sonríe.
En la zona, claro, todos los vecinos conocen la vivienda. Basta con mencionar la casa de barro, para que de inmediato se precisen las coordenadas exactas. Es que en poco tiempo, indudablemente, la casa ecológica será un nuevo punto de referencia en Oro Verde.
˝Volver a la esencia˝
MARÍA ALEJANDRA Y MARIO trabajaron con albañiles en el comienzo de la obra y circunstancialmente contrataron a algún especialista. Por ejemplo, hace poco vinieron a instalar las cañerías para el agua. Pero el resto, su gran mayoría, lo hicieron ellos mismos, con la colaboración de amigos que se sumaban en las jornadas de trabajo. "La experiencia es fantástica, maravillosa, primero te hace sentir muy bien saber que vos podés hacer tu casa, es una experiencia increíble. Y después el hecho de compartir con otra gente que viene a laburar el fin de semana, hace que termine siendo una fiesta", define Mario. Para María Alejandra, directamente, el trabajo con la tierra "es volver a la esencia, porque la tierra es esencia. Muchas veces he venido con otra onda, con dolores y te ponés a trabajar con la tierra y se te va todo", asegura.
Fuente: http://www.eldiariodeparana.com.ar/textocomp.asp?id=194779
|